Full width home advertisement

Lo último en ANAL

Post Page Advertisement [Top]

 

Relatos

— La noche de Raquel —

Prólogo

Entré en estado de shock. Como si las palabras que acababan de brotar de aquellos preciosos labios hubieran noqueado todos mis sentidos. Un gancho de derechas ejecutado en una milésima de segundo. Pum, fuera de combate. Comencé a sentir un leve mareo, la visión emborronada. El relato que estaba escuchando cambiaba de manera radical el significado de los acontecimientos que habían turbado mi vida sentimental durante los últimos dos meses. Por obra y gracia de un destino caprichoso se había hecho la luz de golpe y porrazo. ¿Pero cómo narices ese hijo de puta nos había engañado así? Ahora tenía entre mis manos las respuestas correctas. Todas. Y éstas no hacían más que engrandecer al pérfido enemigo al que nos enfrentábamos, ese que nos había manejado como títeres de trapo a su antojo.

 

Menudo tiburón, ¡cómo lo habíamos subestimado!

 

Si en algún momento habíamos creído que se había dado por vencido, no podíamos estar más equivocados. Ese cerdo, al que por fin podía poner rostro gracias a la inestimable ayuda de quien él jamás hubiera imaginado, nunca nos había llevado tanta ventaja. Ahora lo veía todo nítido, y el panorama no podía ser más oscuro. El juego no había acabado, y el desenlace, sea cual fuere, estaba a punto de ejecutarse. Joder, hostia puta y mil joderes más. ¡Necio que soy! 

 

Pero no había tiempo para lamentaciones. Debía localizar a Raquel cuanto antes, contarle mi descubrimiento, desvelarle quién era el Señor Papiro en realidad. O Minotauro. O como quiera que se hiciera llamar en sus turbios mundos aquel desgraciado de múltiples caras. Debía alejarla de él inmediatamente. Y tenía que contactar con Ricardo; explicarle, por fin, cómo podíamos acceder a la exclusiva página web del Minotauro. Era esencial hacerle llegar a mi mejor amigo la contraseña, esa que acababa de obtener de la manera más fortuita imaginable. No teníamos margen de error.

 

—Marcos, ¿estás bien? Te has quedado blanco, chico. —La voz de la elegante mujer, proveniente del inframundo desdibujado en que mi mente había convertido aquella sala, me trajo de vuelta a la realidad.

—Oh, sí... Eh... —balbuceé saliendo de mi vergonzoso ensimismamiento, una nube de datos aparentemente inconexos que iban creando formas concretas cargadas de incertidumbre—. Un leve mareo, solo eso. Ha debido ser el vodka. Las bebidas blancas y yo no congeniamos del todo bien antes de cenar... —mentí dibujando mi mejor sonrisa. Acto seguido, posé mi copa sobre uno de los stands promocionales de la empresa y me excusé:— Vuelvo enseguida, Carmen, discúlpame... —añadí sin ninguna intención de regresar. Ni siquiera para agradecerle todo lo que acababa de hacer por mí sin ser consciente de ello. No, mi destino estaba mucho más allá del aseo de caballeros que albergaba el edificio. Una locura, pero ¿tenía alternativa?

 

Comencé a atravesar el atestado interior del museo Lázaro Peñalver tratando de disimular el seísmo de sensaciones que me invadían. Menuda metedura de pata. ¿Cómo no lo hemos visto venir?, me lamenté entre lamentos que no podía terminar de ahogar. Estaba fuera de mí, ido, las tripas revolviéndose. Mientras me deslizaba entre el gentío que se congregaba en la exposición notaba cómo se me secaba la boca, mi ritmo cardíaco empeoraba y la sensación de ahogo cada vez era menos psicológica y más física. Los espejos ornamentados de las diferentes salas que cruzaba a grandes zancadas evidenciaban el tono blanquecino que había adquirido mi piel, enormes ojeras nacían bajo mis párpados. Las palabras de la mujer a la que acababa de dejar plantada en medio de aquel salón se repetían una y otra vez en mi interior, dotando de limpias formas el desorden amorfo de las últimas semanas. Todo tiene más sentido ahora, y el panorama no es nada halagüeño. Ese hijo de puta va a ir a por todas, y lo finiquitará cuanto antes. ¡O al menos lo intentará con todo su arsenal!

 

Agarré el teléfono al dejar atrás la multitud y volví a llamar a Raquel, era imperioso localizarla cuanto antes. Al otro lado de la línea, de nuevo, como había ocurrido durante el resto de la tarde, el inoportuno mensaje que te avisa de que ha sido imposible realizar la conexión me golpeaba el alma. Las piernas comenzaron a flaquearme, la subida de tensión me agarrotaba los músculos. ¿Casualidad o había algo más?

 

¿Dónde narices te has metido, peque? Enciende el puto teléfono, ¡enciéndelo de una vez! ¡Nos hemos equivocado de persona! ¡Si sales de casa vas directa a una encerrona!

 

Casi podía escuchar mis propios pensamientos, mis temores. Los que nacían de la presencia de aquel malnacido en nuestra vida; los que sobrevolaban mis miedos e inseguridades y desconfiaban de todo el mundo. De todos y todas las personas que me rodeaban.

 

Una sala más, y otra, y otra. ¿Tan grande era el puto museo? La claustrofobia que me estaba sobreviniendo me impulsaba a querer salir de aquel maldito lugar de forma inmediata. Saltando por la ventana, si hacía falta. Solo la visión del vestíbulo principal al final del pasillo me devolvió parte de la cordura que había dejado en las estancias anteriores. De nuevo volví a marcar el número de mi novia con la vana esperanza de escuchar el primer tono, pero la fortuna me seguía siendo esquiva. Que no estuviese operativa no hacía más que acrecentar mis dudas e inquietudes. Ojalá no fuese tarde; jamás me lo perdonaría. Vaya metedura de pata tan brutal.

 

Me comenzaron a invadir decenas de recuerdos que ahora, desde el prisma de la verdad desvelada, adquirían un cariz más inquietante, más morboso. Como ver una película por segunda vez y descubrir todos los matices ocultos. Sí, eso era. Todo tenía otro sentido, uno más sucio e infame. Los anónimos del tal Señor Papiro, las cartas morbosas a Raquel, la constante sensación de estar vigilados, las visitas inesperadas, el fingido interés del traidor... y el descubrimiento de la web. Especialmente esto último. Si el juego no había acabado, la importancia del anuncio que desde hacía varias semanas permanecía colgado del portal al que aún no habíamos podido acceder adquiría un significado superlativo. Porque ahí dentro, hubiera lo que hubiese, estaba la clave para desvelar el enigma que nos atormentaba. Quizás mucho más, como descubriríamos después.

 

Consulté la hora en el móvil, mis pasos retumbando en el tramo final del larguísimo pasillo, y recordé el encabezado de la infranqueable página de inicio:

 

DOMINGO 23 DE JUNIO 

- NOCHE DE SAN JUAN -

UNA VELADA MÁGICA, ÚNICA, ESPECTACULAR

CAZA MAYOR EN EL LABERINTO 

(COMENZAMOS LA CONEXIÓN A LAS 20:00, HORA ESPAÑOLA PENINSULAR)

 

 

A las ocho en punto...

 

Joder. Casi podía traducir el significado de aquel enigmático mensaje, y no podía más que sentir una mezcla de furia, rabia, rencor e impotencia. Apenas si había tiempo para contraatacar si se había producido ya el encuentro, ese que en mi mente trataba de evitar a toda costa. Me cago en... Si el maldito Señor Papiro, el verdadero, al que acababa de desenmascarar por artes de un destino caprichoso, cumplía su promesa, durante la noche más corta del año llevaría a cabo su amenaza. Y ahora que toda la atención se focalizaba en el pretendiente equivocado, tenía vía libre para ejecutar el plan que a fuego lento había ido cociendo desde hacía tiempo. Nadie tan aventajado como él para cumplir un propósito tan codiciado. Ningún momento más oportuno que tenerme a mí, su penúltimo obstáculo, a seiscientos kilómetros de distancia. Nada tan sencillo como terminar de hornear a la presa que tanto tiempo llevaba calentando, doblegar sus defensas e hincarle el diente desprendida de su voluntad. Su último obstáculo y mi última baza para conservar intacta mi dignidad. Y también mi vida tal y como la conocía.

 

Me abrí paso entre los presentes que charlaban en la recepción del museo, un leve empujón por aquí y otro con permiso por allá, y superé los tornos de seguridad. De un salto dejé atrás los seis escalones de la entrada y crucé la calle serpenteando entre varios vehículos detenidos frente al semáforo en rojo. Al otro lado, la parada de taxis.

 

—A la estación de Atocha, previa parada en el Hotel Serrano, por favor —le ordené al taxista antes de arrojarme al interior de un Skoda algo destartalado. Recé por que hubiera billetes disponibles para el próximo AVE que partiera hacia el sur. Era imperativo abandonar Madrid cuanto antes.

 

El estruendo al cerrar la puerta le hizo entender la urgencia de la situación y encaramos la calle con soltura. Con una ansiedad creciente y los nervios a flor de piel, volví a telefonear a Raquel. Séptima llamada de la tarde, puede que la octava. Si podía localizarla de una puta vez podría advertirle del riesgo que corría:

 

Live webcam sex! More than 20000 Hot Girls are waiting for you!

¡Sé quién está tras el Minotauro, pequeñaja! ¡Sé quién escribió las asquerosas notas! ¡Lo he descubierto todo! ¡Y lo he descubierto de la última persona que te puedas imaginar! ¡Cariño, corres un grave peligro si…!

 

—El teléfono al que llama tiene restringidas temporalmente las llamadas entrantes, si dese... 

 

No dejé que aquella voz metálica terminara con la aburrida cantinela y colgué enseguida. El teléfono había pasado de estar apagado a tener las llamadas restringidas. Mala señal, y nunca mejor dicho. Suspiré profundamente, como si pudiera expulsar el dolor y la ansiedad que se ceñían sobre mí de un soplo, y traté de ordenar las ideas que se arremolinaban en el interior de mi sesera, salir de la ofuscación que me abrazaba.

 

No había terminado de expulsar el aire cuando sonó el teléfono. Una sensación de alegría me embriagó, efecto placentero que se diluyó en cuanto vi el nombre de mi jefe aparecer en la pantalla. La agridulce realidad golpeaba por otro lado.

 

—Marcos, un par de dudas… ¿Me puedes explicar dónde coño vas con tanta prisa? La directora del museo me acaba de comentar que estabas indispuesto y te dirigías al baño... Pero ¿tan lejos está el meadero que te largas en un taxi?... —silencio—. Marcos, ¿qué está pasando? ¿Qué te está pasando últimamente? ¿Qué es lo que no sé...? —Sus palabras estaban cargadas de un paternalismo profundo que en ese momento no pude corresponder. Al fin y al cabo qué iba a saber él... y, peor, qué podía explicarle yo...

 

Aurelio, no pasa nada. ¿Qué va a pasar? La mujer que me ha presentado hace un rato era la pieza clave de un rompecabezas que desde hace algún tiempo me roba horas de sueño. Al principio no la he reconocido, fallo mío, pero en cuanto ha empezado a contarme su vida, tan apasionante y vívida como cabía imaginar, el puzle se ha completado. Es la exmujer de la persona que encabeza ahora mismo mi ranking particular de «Personas que más odio en el mundo». No se lo va a creer, pero como por arte de magia todo ha encajado. Su inocente historia ha alterado el discurrir natural de la vida rellenando en color los huecos en blanco. Hasta ha ordenado palabras que ahora son clave. Sé que no me entiende, y lo entiendo. No estoy siendo claro, pero no puedo serlo. Lo único que puedo decirle ahora es que debo regresar a casa cuanto antes. Aunque escaso, aún existe margen para que las oscuras tentaciones humanas no provoquen que la bella abeja acabe en la red de la perversa araña. Como ve, no pasa nada, todo está bien... 

 

—En cuanto llegue a Málaga te lo cuento todo, Au. Ahora mismo he de coger un tren.

—¡¿Un tren?! ¡¿Cómo que un tren?! Aquí queda trabajo por hacer. Tú mismo me rogaste que te trajese a... —Colgué. No podía perder el tiempo con él ahora mismo. Ya se lo explicaría todo si tenía la oportunidad.

 

Marqué entonces el número de Ricardo y recé por que estuviera en casa. El corazón bombeaba con fuerza mientras la avenida por la que circulábamos se deformaba al otro lado del cristal. El recorrido, de apenas diez minutos, se me estaba haciendo eterno. 

 

—¿Marcos? ¿Eres tú? Se te oye fatal, nene, demasiado ruido ambiente. ¿Dónde estás metido ahora?... —contestó Ricardo al otro lado del teléfono. Por fin una voz que podía ayudarme, aunque estuviese hasta los santos cojones de mí.

 

Cerré la ventanilla con fuerza y me quedé con la manivela en la mano. Sin que el taxista se diese cuenta, dejé la manija en el portaobjetos de la puerta y fui al grano:

 

—Riki, es urgente. ¿Estás en casa? ¿Delante del ordenador? Tengo lo que buscábamos, tengo la ID. 

—Estoy en casa, sí —contestó antes de bufar—. ¿Qué quiere decir exactamente que tienes la ID? ¿Cómo has conseguido el identificar de...?

—Ricardo, no hay tiempo para explicaciones, no puedo localizar a Raquel, y creo que solo hay una manera de averiguar dónde y con quién está. Ponte delante del ordenador y carga la puta página del Mino, ¡ya! ¡Vamos!

 

Al otro lado escuché lo que pareció ser una estampida de bisontes, unos pies descalzos sosteniendo un pesado cuerpo sobre un parqué sucio y desvencijado. El iPhone marcaba las ocho en punto. 

 

—Estoy en mi puesto, sargento. Accediendo a la puta página del Minotauro... Espero que esta vez sí podamos... —contestó Ricardo, su voz asfixiada por lo que para él había sido un sobreesfuerzo.

—Genial. Atento. Ahora introduce los datos de usuario y contraseña de nuestro querido amigo y pon como identificador «Señor Príapo». P-R-Í-A-P-O. Con el espacio entre ambas palabras suman los doce caracteres que nos pedía el campo identificador, así que pruébalo por separado. Y pon las dos mayúsculas iniciales y la tilde en la í. No creo que la web margine las tildes. Este tío es demasiado perfeccionista.

—Señor Príapo... —murmuró Ricardo al otro lado, el tintineo de las teclas de fondo—. ¿De dónde has sacado eso? ¿Quién es Príapo?

—Ya te lo explicaré... Era mucho más sencillo de lo que te imaginas... —respondí nervioso. Ni recordaba ya los nombres de todas las personas a las que les debía una explicación últimamente.

—Muy bien. Ya me lo explicarás, tranquilo... Ahora limítate a cruzar los dedos, amigo... Datos introducidos y... tachán... pulso intro...

 

De no estar sorteando los obstáculos de la circulación con absoluta concentración, estoy seguro de que el peruano que conducía el Octavia hubiera escuchado los latidos de mi corazón durante los cinco segundos que transcurrieron hasta que Riki habló:

 

—Cargando su petición... Cargando su petición... Cargando su petición... Estableciendo conexión... Conexión establecida... y... —redoble de tambores en mis sienes— …¡BINGO! ¡Hijo de puta el Príapo! ¡Estamos dentro! ¡Joder, joder, joder! ¡SÍÍÍÍ!

 

Un escalofrío me recorrió el cuerpo, mi aliento sobre la ventanilla. Y también una sensación de pena, de impotencia. Ojalá hubiera estado allí, con él, llegando al fondo de todo el asunto en riguroso directo, y no en aquel mugriento taxi a seiscientos kilómetros de mi futura mujer. Aunque pocos instantes después lo único que hubiera deseado es estar en mi maldita casa con Raquel.

 

—Deja de joder y dime qué ves, por Dios... —le pedí sin demasiada delicadeza. Tras un mes de intentos infructuosos, por fin estábamos dentro. Me sudaban hasta las orejas.

—Bueno... Marcos, a ver, esto que aparece en la pantalla es... Joder... —Más joderes que me desesperaban.

—Te he dicho que te dejes de tanto joder, coño. ¡Dime qué hay ahí dentro! Tras todo este tiempo esperando, créeme, ¡te mataría si tengo que esperar un segundo más para saber qué se esconde en ese maldito lugar!

 

Un jadeo al otro lado de la línea. Un largo suspiro en los asientos traseros del taxi. La mirada del conductor clavada en mi estampa desmarañada a través del retrovisor.

 

—Marcos, esto es un foro... La página principal es un foro... Un foro, digamos, peculiar...

—¿Un foro peculiar? ¿Qué es eso? —No esperaba un foro, desde luego, sino algo más amenazador, inquietante— ¿Qué más hay? —pregunté con ansiedad desbordada. La ciudad seguía discurriendo deprisa—. Descríbeme todo hasta que pueda conectarme desde el portátil en el hotel. ¡Y busca lo que sea que esté relacionado con el evento de hoy! Algo me dice que no he acabado aquí de casualidad…

—¿Vas al hotel ahora? ¿No se supone que estabais con la presentación del coche liados todo el día? En fin, olvídalo, mejor no pregunto... Venga, por partes…. —Me imaginaba al gigantón de Ricardo escudriñando la pantalla de su portátil a toda velocidad mientras su cerebro procesaba cada píxel—. Veamos... Hay mucha actividad, el número de mensajes que hay en cada hilo es enorme, pero parece que solo hay registrados mil miembros, la mayoría conectados en este preciso instante, por cierto... Exactamente novecientos sesenta y uno de mil. Hay un contador con el mil de tope en la parte superior. Espera, hay algo que no... Oh, oh, maldición...

 

Silencio agónico.

 

—¿Maldición... qué? —Entre los volantazos, que me obligaban a asirme al asiento delantero, y la incertidumbre que me corroía, no hubiera sido extraño que acabara vomitando allí dentro.

—Amigo mío, solo hay un hilo activo ahora mismo. Al resto no se puede acceder, un candado chapado impide que puedas clicar sobre ellos...

—¿De qué trata ese puñetero hilo, pues?... —Tensión en mi tono de voz, sudores fríos recorriéndome la columna.

 

Dos segundos más de silencio, mi amigo escogiendo las mejores palabras para responder con una suavidad que igualmente raspó todo mi estómago.

 

—Ese hilo eres tú y Raquel. Raquel y Marcos, así se titula. Tiene casi mil respuestas, las últimas de hace apenas un minuto. ¿Qué coño quiere decir esto, tío?

 

Se me heló la sangre. Casi se me cae el smartphone de la mano. El corazón bombeando en la garganta. Ni yo mismo sabía qué quería decir aquello.

 

—¿Qué hay dentro? —acerté a preguntar, la voz temblorosa.

 

Estaba tan concentrado en la respuesta que casi podía alcanzar a escuchar los clic del ratón al otro lado, el mundo a mi alrededor había enmudecido. Esta vez tardó algo más en proseguir.

 

—Todo, Marcos. Está todo... —Otro silencio agónico—. Déjame ver...Fotos tuyas, de Raquel, robados de ambos, imágenes de vuestras redes sociales… Comentarios de toda clase y... otras cosas… —Después descubriría que esas otras cosas eran las apuestas que se hacían en la web acerca de los acontecimientos que marcarían nuestro devenir de manos del creador de toda aquella macabra puesta en escena—. Debes verlo con tus propios ojos y tomar las decisiones que creas convenientes, esto se escapa a cualquier gamberrada. Nunca he visto algo así... —Otra pausa—. Espera, hay algo más, y es importante. Un banner. Un banner en el que se lee EVENTO DE HOY. Aguarda...

 

Joder, joder y más joder. Ahora míos. La presión en el estómago era insoportable, la taquicardia iba a mutar en infarto de un momento a otro. Ojalá hubiera tenido mi portátil delante. Aunque, por pedir, ojalá nunca hubiera hecho este viaje, que cada vez más me parecía formar parte de la misma encerrona de la que pensábamos que nos habíamos escapado culpando de todo a quien menos culpa tenía. O eso, o ya estaba paranoico perdido. Pensándolo bien, cómo para no estarlo.

 

—¿Adónde conduce el enlace? —pregunté taquicárdico, como si fuese más importante eso que saberme protagonista involuntario de un foro de enfermos del que aún ignoraba casi todo. El coche se detuvo en ese instante.

—Ya hemos llegado, señor —interrumpió el taxista. Al otro lado de la ventanilla, el hotel.

—¿Ya has llegado al hotel? Coge el portátil y avísame. He de desconectarme para que te puedas conectar tú. No podemos correr riesgos y que esta mierda nos bloquee las IP ahora. Ha costado demasiado estar donde estamos.

—Muy bien. Subo ya. Pero no cuelgues. Y dime hacia dónde te ha dirigido el enlace del banner. —Salí escopetado del vehículo.

—Marcos, colega, creo que esto es algo que te atañe solamente a ti. Te he ayudado todo lo que he podido, pero a partir de aquí...

—Sí, pero ahora mismo eres mis ojos. ¿Qué aparece en tu pantalla, Ricardo? —repliqué con tono autoritario, mi respiración forzada.

—En fin... Lo que veo es... Bueno, esto parece ser un vídeo en directo, en streaming. Alguien que está sentado en un coche debe llevar un casco o unas gafas con cámara de alta resolución. La conexión es bastante buena, imagen de calidad y fluida, de unos sesenta saltos. Está estacionado frente a una furgoneta con el logotipo de una empresa de reformas y está trasteando un teléfono entre las piernas, un iPhone... Y...

—¿Y... qué más? ¿Qué más se ve? —Crucé la entrada del establecimiento y corrí escaleras arriba.

—Pues... nada. En principio nada. No para de moverse. La cámara la lleva sin lugar a dudas en la cabeza. A ratos veo la mitad de un volante, un salpicadero de lo que parece ser un todoterreno y el poco espacio de calle que la furgoneta deja ver a ambos lados... Espera. Hay más en la interfaz. El volumen está bajo, voy a subirlo.

—¿Oyes algo? ¿A alguien? —Enfilé el pasillo en el que se ubicaba mi habitación mientras buscaba la tarjeta en mis bolsillos. La ansiedad me mordía las tripas.

—Sí... —La contestación de Ricardo fue seca, solemne—. Un tipo, creo que con la voz distorsionada. Sí, el tipo que está en el coche está hablando, comentando... Pero... no sé a quién narices... Ah, espera. Hay que activar los comentarios, justo aquí, a la derecha... Eso es... Vaya, ha aparecido en una barra lateral lo que parecen ser los nickname de los usuarios conectados... Joder... Pero ¿qué clase de foro es este? Puta madre...

—¿Qué puedes leer? ¿Qué dice el tipo? ¿Puedes verle la cara? ¿Un reflejo? —Introduje la tarjeta en la puerta y entré en la habitación, sumida en un gran caos. Mis enseres y los de mi jefe estaban esparcidos por toda la estancia.

—Espera, el colega ha soltado el teléfono en el salpicadero y se ha girado. Y... mierda, mierda.

—¿Mierda qué? 

—Marcos, esto es un poco... confuso.

—¡Explícate de una jodida vez! —Me dirigí al portátil, que descansaba sobre el escritorio bajo la ventana, y lo encendí con manos temblorosas.

—Vale, pero cálmate, ¿eh? Cálmate, por favor te lo pido.

—¡Me calmaré cuando me digas qué está pasando! —No hay nada más lento en este mundo que un Celeron® arrancando el sistema cuando necesitas que vaya a toda leche.

—Es tu calle.

—¿Es mi calle? —Me quedé de piedra.

—Sí. El menda está en tu calle.

 

Ira en mi interior. Lo debía haber supuesto. Hijo de perra. ¡Y Raquel sin cogerme el teléfono en todo el puto día! La fase final del juego estaba ejecutándose. El cabrón volvía a estar por delante de mí. Por fortuna, me decía a mí mismo, había tiempo para que la cosa no fuera a más. Mi esperanza residía en saber que había posibilidades de invertir la situación. Si conseguía regresar a tiempo, sabiendo que no me esperaban en Málaga hasta mañana después de comer, podía jugar con el factor sorpresa.

 

—Riki, desconecta. Voy a entrar yo.

—Vale, pero dime una cosa: ¿quién es él?

—La próxima vez que te vea, te entregaré su cabeza. Entonces sabrás quién es.

 

Y colgué.

 

Fueron otros tensos instantes. El escritorio de Windows®, los iconos sobre el mismo, el tiempo que tardó Internet Explorer en arrancar, el tiempo de carga de la página web del Minotauro, el ingreso de los datos que tanto nos había costado conseguir... Y, voilà, ahí estaba el foro.

 

La página principal estaba repleta de hilos con nombres de mujer, de hombre, de parejas, de gente que había visto aparecer en televisión... Activo solo aparecía el que llevaba por rúbrica «Raquel y Marcos». Como si fuésemos dos famosos ajenos a su estatus, cientos, quizás miles de comentarios que ni me molesté en investigar en ese momento. Directamente pulsé sobre el enlace del evento, sobre el que había otro pequeño enlace al que no presté mucha atención y que era donde se efectuaban las apuestas. De golpe y porrazo apareció ante mí el portal del bloque en el que vivo con Raquel. Alguien estaba emitiendo en directo desde el exterior, sentado en un coche de alta gama. La cámara bailaba. Enfocaba tanto el interior del habitáculo del todoterreno como la calle a través de la ventanilla, al son del movimiento de cabeza donde se ubicaba, sin duda, el aparato de vídeo. Y por si cabía alguna duda de la veracidad del directo, el rótulo electrónico de la farmacia que acababa de enfocar marcaba las 20:07 horas.

 

Elevé el volumen, que por defecto aparecía en el cero por ciento, y abrí el menú lateral, donde, para mi sorpresa, un montón de usuarios se comunicaban mediante un chat y en directo con la persona que estaba dentro del coche. Un pedazo de hijo de puta embustero, un actor sobresaliente. Y, para mi desgracia, alguien en quien mi novia confiaba ciegamente. Menudos palos da a veces la vida.

 

—Sí, Cachopo, la nenita se está retrasando más de la cuenta... La castigaremos por ello a su debido momento. Pero no os preocupéis, la espera merecerá la pena. No me cansaré de decíroslo: en persona es muchísimo más impresionante que en todas las fotos con las que os habéis pajeado estos dos meses... Además, ¡qué coño!, si todos llevamos esperando este día tanto tiempo, ¿qué más da si se retrasa quince minutos? —La voz procedía del interior, y daba la sensación de estar siendo ligeramente alterada por algún tipo de dispositivo o software. Aun así, la reconocí sin problema. Cómo no reconocer la voz de alguien a quien hasta hace media hora llamaba amigo. Incluso con ese tono chulesco y de autosuficiencia que jamás le había escuchado cuando iba de mosquita muerta, sabía que era él.

 

Mis manos temblaban, la boca se me había secado por completo. Y el corazón casi me estalla cuando lo volví a escuchar hablar:

 

—Atentos, ahí llega, ¡ya llega! Madre mía, ¡qué nervios! ¡Ja, ja, ja! Os iré leyendo en cuanto pueda. Ya sabéis cómo funciona el sistema de cámaras, y si tenéis alguna duda, consultad la guía de la página o ayudaros entre vosotros, hermanos. Ahora, ¡a trabajar!

 

Giró nuevamente el cuello, bajó la ventanilla del coche y enfocó el portal. De la doble puerta metálica surgió Raquel. Lucía un veraniego vestido de flores, de los que se ponía para salir de fiesta, y un bolso enorme y rojo que solía usar para llevar mudas. Para mi desconcierto, estaba, simplemente, espectacular. Se llevó una mano a la frente para cubrirse del sol que aún rociaba nuestra calle y sonrió al dueño del vehículo. Bajó los escalones, cuidándose de no tropezar con aquellos altísimos tacones, y comenzó a regalarnos a todos sus andares felinos, formas sensuales, su movimiento de cadera... y el vaivén de esas maravillosas tetas que contempladas desde una pantalla parecían más grandes de lo que ya de por sí eran. Joder, la sensación de impotencia era indescriptible. Iba a agarrar el teléfono para volver a llamarla, cuando volví a escuchar la voz de aquel desgraciado:

 

—Madre mía, hermanos, qué delicia, qué puta maravilla... En serio os lo digo, no te acostumbras a algo así nunca, macho. Cada vez que la ves te remueve el deseo como la primera vez que la tienes delante. Ojalá todo salga bien esta noche, porque esto puede ser apoteósico —murmuró el hijo de la gran puta antes de cambiar ese tono chulesco por otro mucho más cercano, falso y servicial —. ¡Llegas tarde, mi reina! Te lo perdono porque eres tú. Déjame que te ayude con este saco que me traes, anda... —Y se bajó del Range Rover.

—Muchas gracias, caballero... ¿Y los dos besos dónde te los dejas, eh? Por cierto, ¿gafas nuevas? Cada día eres más hortera... —correspondió mi novia, divertida.

 

No daba crédito. Su plan avanzaba, y mil dudas me atenazaban el entendimiento. ¿Por qué no me cogía el teléfono? ¿Dónde la llevaba? ¿Por qué iba tan arreglada? ¿Cómo era posible que no se diese cuenta de que la estaban grabando? ¿Por qué...?

 

Todo me estaba superando. Tenía que actuar con premura, aunque fuese a trompicones, para romper el bloqueo que me impedía avanzar. Lo último que leí antes de comenzar a recoger la habitación a contrarreloj, un día antes de lo previsto, no hizo más que motivarme para salir volando de allí y llegar a mi destino cuanto antes. Si tenía alguna duda respecto al funcionamiento de la página, me iba a quedar todo claro en unos segundos. Y lo peor estaba aún por llegar. El concepto para el que había sido diseñado el foro era infinitamente más maquiavélico de lo que iba a deducir de los mensajes que comenzaron a verterse antes de que mi novia tomara asiento dirección desconocida. Una ida de olla sin precedentes conocidos.

 

 la madre q me pario, q buenísima está tronco, esta vez te has superado con crecessssss

<_Berdugo_> la hostia q tetas compadre, pufffffffffffffffff enfocale el culo q veamos coñiio

<El_amigo> donde t la vas a llevar??? Menudo monumento, que carnes loco!! :O :O

 Mino, me tienes ya con la polla en la mano tio, llevo un mes esperando este momento, sácame brilloooooooooooooooooo!!

 pues que quereis q os diga, yo me muero de envidia puñetera xD xD q pedazo de pivon, ni el se lo está creyendo jejeje

 tio Mino a ver si puedes enfocarle ahora el culaco bro

 Franki69 pienso lo mismo q tu, x ahora esto vale cada euro que he pagado, estoy atacao ya y ni siquiera le ha tocao una teta xDDD

 puf, si con el foro ya me ha dado para infinidad de pajas, si esto sale bien voy a acabar en el hospital xuhermanossss

 ElFaro y yo, y yo me cambiaba por el ahora sin dudarlo, q rica la nena mis muertos, ni mil pelis porno¡

<Alucinero_78> joder, el novio debe estar contento jajaja menudo zorron macho, esta caeeeeeeeeeeeeee, vamos Minooooooo me arrodillo ante mi nuevo dios

<Verde_limon> calma, compañeros… q esto todavía no está hecho y la noche puede ser larga… guardad las reservas por si llega el momento, y si no…

 cuando se entere d la verdad la vas a matar d un disgusto, y si no la matas, la revientas con la mino-super-polla xDDDD

 jajajajaja estoy ATACADO COÑO!!!!! Es lo mejor x lo q he pagado en mi vida!!!

 la niña es guapísima, ojala todo salga bien y si sale bien creo q voy a ser el próximo en ir a por ella ejejejej

 Verde_limon has leído el hilo de esta tipa y el novio???? Lleva tonteando con mino un tiempo d manera sutil, los mensajes d Whatsapp dejan entrever q esta viene predispuesta a q la revienten esta noche, esta frita por catar la super verga jojojo

 Elmismoarabe jajajajaja hijo de puta, eso he pensado yo xD

<Maduro_45> cautela por favor que todavía no hay nada claro, no vendamos la piel del oso como dice Verde limón...

 joder como se le mueven los tetones, en foto no parecía tanto ehhhhh

 komo la vas a castigar mino?? Abrimos apuestas y aportamos o k??

 que guapísima es y qué cuerpazo, la hostia, con diferencia la mejor con la q le he visto hasta la fecha, y el nivel era alto alto,,,

 deseando que llegue la hora de hacer peticiones… cruzo los dedos para q todo salga bien… alguien sabe a donde van? No lo he leído en el foro

 coincido con Maduro_45, no sería la primera vez q nos quedamos a dos velas…

 Maduro45 en cuanto le vea el cipotazo adiós cautela, coñito hecho agua y a bombearla, imagínate lo q tienen q ser esas tetas botando loco

 GreenShark +100000000 brutal

 Slogan , ¿qué no parecían tanto? O_o no sé qué fotos habrás visto tu, pero si que parecían para tanto, y en la q salía desnuda tumbada se ve claramente, imagínatela de pie…

<_5775_> Maduro45 torres mas altas habran caído, nen, vamos a pensar q si, q llevamos mucho esperando esto cojone

 hay fotos desnudas de Raquel?????

 Popeye se abriran las peticiones? Esta se merece un buen castigo por retrasarse hermanoo¡¡

 Popeye, han quedado para unas sesiones de fotos esta noche y mañana en la playa pero hoy tb van a cenar y tomar algo. Creo que a una casa que tiene Mino, no es la de siempre y no ha dado pistas tampoco el cabron

 ese vestidito lo hemos visto en alguna foto ya no?

 Sí, se abrirán las peticiones como siempre, creo que hoy y también mañana, depende de si está al caer esta noche, de madrugada o por la mañana… va a ser una locura, estoy deseando proponer y votar!

 Joder, qué niña mas bonita tio, los hay con suerte!

 FalicoMetrico si, en la foto q dices sale tomandose una copa d vino blanco, está en el foro, pero mejor en persona q en foto, la muy z... cómo está

 GermanianMofo, sí, pero Mino la quitó al poco de subirla para dejarnos con todas las ganas, el cabrón x’DD a algunos nos dio tiempo a hacerle captura, hahahahah

 Tocomocho, toquemos madera y que todo salga como con la rubia…

 xD joder, a la rubia la reventó viva, a veces me pongo el audio d la follada mientras estoy con alguna en pleno temita xDDDD

<The_Risador> Jajajaja, panda de enfermos, callaros yaaaaaaaa q quiero escuchar la voz que tieneeeeee, os voy a poner aa tooos en silencio so warros xDDDD

 Lo de la rubia fue demasiao, todavía tiene q andar como si se hubiera bajado de un caballo, un poko más y la mata a pollazos 

 La mató del gusto Javi, no quería y al final fue ella la q quería no se quería ir del hotelito… jiji 

 pero alguien sabe a donde se la está yevando?¿

 Pedrooo noooo, es un sitio nuevo, leed los comentarios, que no cuesta tanto, macho.

 Tremenda la nena uffffff no se vosotros, pero muero por ver como va lo de las fotos y como la engatusa! A ver con q nos sorprende Mino esta vez¡!

 

Decir que iba a desmayarme era decir poco. Aquello era una putísima locura, algo disparatado. Pero real. Eso estaba sucediendo en directo, y no podía obviar tal extremo, solo actuar.

 

Sin perder tiempo, y con el corazón frenético, volví a llamar a Raquel. Como antes, volvió a saltar el dichoso mensaje que me asfixiaba. No entendía por qué no hacía llamada. Aun así, sin dejar de leer los mensajes que se vertían y de ver cómo el coche arrancaba para encarar mi calle, lo volví a intentar. En balde. Me dispuse a recoger el baño, la cama, el escritorio. Nervios a flor de piel. Fue entonces cuando, debido a la tensión del momento y a la impotencia de la situación, una lágrima recorrió mi mejilla.

 

¿Cómo puede haber gente tan hija de la gran puta por el mundo? No lo entendía. No entendía demasiadas cosas que pronto encontrarían respuesta. Se me vino entonces a la cabeza aquella primera nota manuscrita que recogí del parabrisas de mi coche en el parking del trabajo un par de meses atrás y rememoré todo lo que había ocurrido después. Todo con tal de buscar un hilo lógico de razonamiento a aquel desaguisado, de averiguar en qué habíamos fallado, qué habíamos pasado por alto. Se me cogió un nudo al estómago al recordar el mensaje pintarrajeado en rotulador rojo en un folio de papel reciclado, cuando pensaba que solo había sido una broma de mal gusto de algún compañero de trabajo.

 

¡HOLA!

NO NOS CONOCEMOS PERSONALMENTE, PERO CREO QUE ERES UN BUEN CHAVAL. Y MUY AFORTUNADO, TODO HAY QUE DECIRLO.

SOLO QUIERO DECIRTE QUE TE ANDES CON CUIDADO.

VOY A FOLLARME A TU NOVIA.

 

 

Recé por que el AVE volase y en dos horas estuviera ya cruzando Despeñaperros. Según los comentarios de los usuarios que acababa de leer, el plan del mierdoso se iba a prolongar durante la noche y el día siguiente. Solo tenía que estar al tanto de la emisión para saber hacia dónde se dirigía e interceptarlo, pillarlo in fraganti. Recé para que además de volar, en el AVE pudiera seguir conectado al portátil, ese en cuya pantalla podía ver el siguiente acto del ser más despreciable del mundo.

 

—Puta mierda de Vodafone. Toda la tarde sin cobertura, ¿te lo puedes creer? —se quejó Raquel, que parecía trastear su teléfono—. Por cierto, ¿piensas decirme a dónde vamos o sigue siendo un secreto? —preguntó de manera inocente, cómodamente retrepada sobre el asiento del copiloto. Estaban detenidos frente al semáforo que da acceso a la autovía de la costa, justo enfrente de la comisaría de la Policía Nacional.

—Sigue siendo una sorpresa, no un secreto. Confía en mí, ¿cuándo te he fallado, eh, mi niña? —contestó él, tomando la mano izquierda de Raquel para besarle el dorso con dulzura, gesto caballeroso que todos pudimos ver en primera persona. Acto seguido posó ambas manos en la rodilla desnuda de mi novia y la miró (enfocó) para recibir una dulcísima mirada. No conforme con el gesto cariñoso, le acarició parte de su muslo desnudo antes de regresar al volante y orientar la cámara a la carretera.

 

...

 Fallado no sé, pero follado en breve… Mae mía, esto huele a que le va a dejar el chocho como un bebedero de patos xDDDD

 Y tratándose de Mino, también lo que no es el chocho!... ^^

...

 

Tragué saliva. No tardé ni dos minutos en recoger la habitación. Un taxi y un tren me aguardaban junto a todo mi futuro. Solo debía rezar para que mi organismo pudiera aguantar lo que fuese que se me iba a venir encima.

 

Continuará...

 

 

 

 

Bottom Ad [Post Page]

| Designed by KASIDY SPAIN