Sucedió en un pueblo francés, y esa jovencita no se esperaba lo que iba a pasarle.
Fue a visitar a un hombre mayor y a su hijo en la casa del campo.
Una vez allí le invitaron a tomar algo, cortesía rural.
Pero ellos dos hablaron y llegaron a un acuerdo, la zorra estaba demasiado buena e iban a intentar follársela.
El hijo fue el primero en lanzarse a por ello, y para su sorpresa la chica tampoco les dijo que no.
Ahora era monja, pero en un pasado no demasiado lejano se comía las pollas a pares, justo lo que iba a hacer ese día también.
El viejo a pesar de su edad se puso duro rápidamente, y de esta forma padre e hijo hicieron un trío con una monja.